El caso Cango: 61 cadenas perpetuas y las fallas sistémicas del sistema penal peruano
El caso de Daniel Augusto Cango Mendiola, condenado a 61 cadenas perpetuas por liderar la organización criminal Los Michis, trasciende la mera crónica policial para convertirse en un espejo de las profundas deficiencias institucionales que aquejan al sistema de justicia y seguridad del Perú.
Un análisis de las fallas estructurales
Desde el penal de máxima seguridad de Challapalca, donde permanece en aislamiento, Cango Mendiola representa el extremo de una criminalidad que prosperó gracias a la debilidad institucional. Su organización operó durante años en Lima Norte, consolidando un modelo criminal basado en la extorsión sistemática a proyectos de construcción, secuestros y homicidios.
La magnitud de las condenas acumuladas por Cango, responsabilizado por al menos 50 delitos incluyendo secuestro agravado, homicidio calificado y tráfico de drogas, evidencia no solo la brutalidad de sus métodos, sino también la incapacidad del Estado para intervenir de manera temprana y eficaz.
Corrupción policial: el eslabón débil
Particularmente preocupante resulta la documentada colaboración entre miembros de la Policía Nacional y la organización criminal. Los expedientes judiciales revelan que efectivos policiales proporcionaron información sobre operativos a cambio de beneficios económicos, permitiendo que Los Michis eludieran capturas durante meses.
Esta connivencia institucional no solo facilitó la expansión criminal, sino que socavó la confianza ciudadana en las fuerzas del orden. La sentencia incluyó a estos efectivos corruptos, evidenciando que la criminalidad organizada no puede combatirse sin abordar la corrupción interna.
Metodología del terror y control territorial
Los métodos empleados por Los Michis, incluyendo torturas, ejecuciones filmadas y el abandono de cuerpos marcados con cortes distintivos en zonas como Ancón, configuraron una estrategia de intimidación territorial que paralizó sectores enteros de Lima Norte.
El reconocimiento por parte de Cango de haber ordenado al menos 19 secuestros ilustra la dimensión sistemática de estas operaciones criminales, que funcionaron como un verdadero aparato de control social paralelo al Estado.
Reflexiones sobre política criminal
El caso plantea interrogantes fundamentales sobre la eficacia de la política criminal peruana. Si bien las 61 cadenas perpetuas representan una respuesta judicial contundente, la pregunta central es cómo prevenir la emergencia de organizaciones similares.
La experiencia internacional sugiere que el combate efectivo contra el crimen organizado requiere reformas estructurales que fortalezcan las instituciones, mejoren la coordinación interagencial y eliminen los incentivos para la corrupción policial y judicial.
Challapalca: aislamiento como política penitenciaria
La reclusión de Cango en Challapalca, donde permanece completamente aislado y sin contacto familiar, plantea también debates sobre la función del sistema penitenciario. Más allá del castigo, surge la pregunta sobre si estas condiciones extremas contribuyen efectivamente a la seguridad ciudadana o simplemente satisfacen demandas de justicia retributiva.
El caso Los Michis debe servir como catalizador para un debate serio sobre las reformas institucionales necesarias para construir un Estado más eficaz en la prevención y combate del crimen organizado, fortaleciendo simultáneamente el estado de derecho y la confianza ciudadana en las instituciones democráticas.